Básicamente encontrarás a lo que podría describirse como el avatar humano de Mefistóteles y lo exorcizarás con tu palo de los exorcismos, sacándole a la fuerza todos los poderes que Satanás le ha concedido. Seguirá siendo un capullo pero deducirás que eso ya lo traía de fábrica. Será como aquella vez que fuiste a casa de tu tío y El Maligno había poseído su gato, pero al final resultaba que era solo que estaba echando una bola de pelo incendiaria. Buenos tiempos.
Un día te levantarás con ganas de practicar el chelo, pero se te quitarán todas al ver que tu casa está hecha unos zorros. Desearás en voz alta que todo se limpiara solo y, como si de un anuncio de limpiasuelos se tratara, te llegará la solución casi automáticamente. Al parecer, dependiendo de cómo expreses en voz alta las cosas que te gustaría que pasaran, esto puede o no ser usado por agentes del Demonio para cambiar tu deseo por tu alma. Te sacarán el alma sin que te des cuenta y básicamente te pasarás lo que queda de mes sin motivación para absolutamente nada, pero con la casa impoluta. A finales de mes volverá tu alma y, con ella, tu motivación; y tendrás la casa lo suficientemente limpia como para despreocuparte y ensayar con el chelo. Así que... ¿al final todo salió a pedir de boca?
Un día aparecerá por tu casa un enviado de Satanás, que te ofrecerá intercambiar tu alma por lo que más desees de este mundo. Estarás tentado a pedirle que haga tu waifu/husbando real, pero en el último momento lo reconsiderarás y decidirás hacer lo correcto: le pedirás que borre todos tus recuerdos a cambio de tu alma. Desgraciadamente, no tendrás muy claro cuáles son los efectos de quedarse sin alma antes de hacer el trato, así que durante el resto del mes básicamente carecerás de toda clase de motivación y ánimo. Por suerte todo volverá a finales de mes. Todo menos tu waifu/husbando, a la que habrás olvidado para siempre. O bueno, en realidad no. Con todos los Blu-rays, figuritas y toda la cantidad de merchandising que tienes de tu waifu/husbando no necesitarás más que un par de horas para redescubrir a tu amor perdido. Será todo muy emotivo.
Si eres el gemelo malo, venderás tu alma a cambio de un plan infalible para acabar con tu hermano. Pasará todo muy rápido, te encontrarás con un enviado del Señor de las Tinieblas y te convencerá para que le pidas un deseo, y eso será lo primero que se te ocurrirá. Por desgracia, el hecho de que hayas ofrecido tu alma quiere decir que te quedarás sin ella, y sin ella perderás toda motivación de acabar con tu hermano. Simplemente andarás por ahí, como si fueses un muerto viviente. A finales de mes recuperarás tu alma, pero te habrás olvidado del plan. Menuda estafa. Si eres el gemelo bueno básicamente regalarás tu alma a la caridad cuando un representante de una ONG muy agradable te lo pida amablemente. Supondrás que es todo algo simbólico, porque no notarás ninguna clase de cambio y seguirás con tu vida normal.
Te acordarás de una película en la que unos tipos metían fantasmas en aspiradoras. Jajaja, qué gracia.
Por mediación de una empresa intermediaria, empezarás a trabajar para Satanás como comprador de almas. Básicamente irás por ahí ofreciendo a la gente cosas a cambio de su alma, y, si aceptan (cosa que casi siempre harán, por cierto), les podrás quitar su alma y dejarlos en un estado de baja actividad cerebral, como si perdieran toda motivación, con lo que nunca podrán disfrutar de lo que quiera que hayan pedido. Serás increíblemente bueno en tu trabajo, tanto que Satanás decidirá regalarte algún que otro poder diabólico, como hacer que algo entre en combustión espontánea, resucitar a los muertos y la capacidad para hacer remixes de tus canciones favoritas. Por desgracia, a finales de mes se te acabará el trabajo, alguien cerrará el garito del intermediario que negociaba el precio de las almas con Satanás y oirás algo de amenaza de una amenaza de denuncia si las almas no vuelven a su sitio. Además, alguien te exorcizará, quitándote todos los poderes que habías adquirido con tu trabajo duro. Si es que a día de hoy uno no puede meterse a trabajar de lo que le gusta.
Un día llamará a tu puerta alguien que te ofrecerá vender tu alma y recibir a cambio aquello que más desees en el mundo. Sin pensarlo dos veces, le contestarás que no sabe con quién está tratando y que no te tiente, que si no sale inmediatamente de tu vista seguro que te dan ganas a ti de robarle el alma. Se irá sin oponer resistencia. ¿Qué se habrán creído estos vendedores de hoy en día? Con lo que a ti te ha costado hacerte con tu fortuna. Bueno, no tanto. Pero aún así.
Un día se presentará por tu granja un enviado de Satanás. Lo reconocerás antes de que sea capaz de decir nada porque sabes de ante mano las características que presentan los de su calaña gracias a ese congreso de ganadería que organizaron los amish hace un par de años. En ese evento también te explicaban cómo alejar a un enviado del Maligno con solo una horquilla, así que por fin podrás poner en práctica tus conocimientos. Funcionará a la perfección y esa mala bestia huirá de tu propiedad para no volver a ser visto. Diablillos de pacotilla.
Aprovechando el estado anómalamente malo en el que siempre está tu sistema inmune, alguien se te acercará y te robará el alma mientras estás distraído. Así, sin ofrecer tratos ni nada, simplemente cogerla y ya. Te pasarás casi todo el mes vagando como un fantasma, pero realmente no será muy distinto de todas esas veces que has estado debatiéndote entre la vida y la muerte por una enfermedad grave. Al final recuperarás tu alma, y por algún motivo, desde ese momento, serás capaz de ver el Infierno de vez en cuando si no estás prestando atención a nada en especial durante un rato. Eso, por supuesto, te causará pesadillas y trastornos del sueño. Al menos tienes alma, no te quejes. Ya les gustaría a muchos.
Te darás cuenta de todo el revuelo que se está armando con los negocios de compraventa de almas y decidirás ponerle freno a la situación. Enviarás una carta al Infierno en la que dejarás muy claro a Satanás que lo que está haciendo con las almas de los vivos es estrictamente ilegal, que en el peor de los casos tienen que morir antes de arrebatarles el alma, y que si no quiere enfrentarse a una denuncia por malas prácticas, que más le vale devolver las almas a su sitio. Por otra parte, te asegurarás de que las fuerzas de la ley cierren los negocios de los intermediarios que se estaban aprovechando del pobre conocimiento que tiene el Demonio de las leyes de su propia dimensión. Finalmente y para celebrar el buen trabajo, te pasarás horas jugando al Tetris. Ganarás.
A través de tu enorme red de contactos, serás capaz de contactar con Satanás y le ofrecerás un trato: él te consigue riquezas sin fin y tú le consigues las almas de los vivos. Se lo pensará un poco porque realmente suena a estafa (y porque por algún motivo parece que de repente todo el mundo quiere hacer negocio con eso), pero finalmente aceptará. Sellado el acuerdo, buscarás a alguien que tenga pinta de ser un capullo integral y lo subcontratarás para que te consiga las almas que después le darás al Príncipe de las Tinieblas. Ni siquiera le pagarás, lo hará por amor a joder al prójimo, lo cual te supondrá un ahorro considerable. Por desgracia, como suele pasar en esta clase de casos, alguien descubrirá el negocio que tienes montado y te obligará a cerrar el chiringuito, y a Satanás a devolver sus almas. Por suerte esta vez no habrá ramificaciones legales.
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