Comenzaron a fabricarse durante la revolución bolchevique de 1917 para alimentar a la tropa y pronto adquirieron fama al ser los primeros cereales con jamón serrano o de york, a gusto del consumidor. Su alto valor carólico y delicioso sabor precipitó la victoria del ejército blanco sobre los rojos bolcheviques (que unas semanas más tarde ganaron definitivamente en la rebancha, se apropiaron de los cereales y ocultaron ese pequeño detalle histórico).
Ahora los trotskies clásicos mantienen este sabroso ingrediente sacado de los mejores cerdos capitalistas, alimentados solamente con dólares y banderitas de los estados unidos. No obstante desde su creación se han lanzado al mercado muchos otros sabores de cereales con los que comparten marca: los Tsjernobylies con un 9% de radiación en cada caja; los Siberitos, los primeros cereales helados, y las barritas de cereal Gran Mao con cientos de millones de individuos eficazmente comprimidos.
Algunos de los premios de las cajas de cereales. |
Por desgracia fueron por mucho tiempo prohibidos en la CCCP para eliminar la competencia del cereal del estado: los Special Stalin, de textura pastosa y raro regusto a campo de trabajo. Estos se impusieron durante más de medio siglo hasta la caída del muro de Berlín, que permitió la reconciliación de desayunos de ambos bloques.
Mientras tanto los trotskies medraron en Sudamérica donde hicieron las delicias de muchos nazis refugiados en Argentina, que contribuyeron generosamente a difundir sus virtudes por el Mundo Occidental. Gracias a eso y a nuestros poderosos amigos americanos, adalides de la Libertad y el Progreso, hoy podemos disfrutar en todo el mundo de este rico y nutritivo desayuno.
Das Vidanya!
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