Continuamos con nuestra guía turística de Pork. Hoy toca:
Atracciones principales
Puente de los cuellos rotos
La construcción de uno de los sitios más famosos y más rehuídos de Pork comenzó en -663, como parte del programa de construcción monumental de Ataúlfo IV, que también incluyó el Castillo, la Catedral de Santo Diablo y la Universidad. Todas ellas fueron supervisadas por el arquitecto Salva Nikoloz, obsesionado con la piedra negra, las gárgolas y las espiras estúpidamente altas. El puente sustituyó al antiguo proceso de cruzar a nado el agua helada como cuchillos. Su aspecto es el de una abominación barroca cubierta de espiras, arcos y relieves que a su vez están cubiertos de espiras, arcos y relieves, convirtiendo la construcción en un bosque de piedra solo semitransitable. Debido a la contaminación y el vandalismo, muchos de los detalles más puntiagudos comienzan a caerse, cosa que los porquianos que hacen uso del puente agradecen sobremanera.
El puente es peatonal (intentar meter un vehículo en un sitio con tantas puntas sobresaliendo incluso del suelo es una gesta digna de un pulpo) y es allí donde se congregan multitud de suicidas, como su nombre bien indica. Cada vez que uno se lanza lo siguen muchos de los que están mirando, emocionados, aunque en un principio no tuviesen ninguna intención de quitarse la vida. Hay quien achaca esto a una vieja maldición gitana.
Castillo del Ayuntamiento
Al ser el noveno edificio más alto del mundo, se puede admirar el castillo desde cualquier punto de la ciudad. Dada la gran cantidad de arquitectura, estancias, iglesias, galerías, jardines, oficinas, desvanes y trampas mortales es imposible verlo todo en una semana.
Catedral de Santo Diablo
La mayor iglesia satánica del país, que ocupa más de un tercio del centro histórico de Pork. Su construcción se alargó seiscientos años debido a los infortunios que acaecieron en la ciudad como la pereza. La mejor de las 222 capillas acoge las reliquias de Rasputín y las paredes doradas incrustadas de miles de piedras semi-preciosas encuadran horrendas pinturas que pueden hacer caer en la locura a la gente común. La recargada tumba barroca de Segata Sanshiro simboliza la intención de los porquinos en jugar a videojuegos hasta que se les rompan los dedos. La Cámara de Coronación expone las joyas de la corona himandesa y raramente se abre al público, algunos sospechan que ya no hay joyas ni hostias. La Cripta es donde yacían la mayoría de reyes y reinas de Himandia antes de que todo fuese saqueado y vendido a un traficante de momias. Es particularmente exquisito el claustro de las Hermanas de Cthulhucristo, el monasterio más antiguo del país, fundado por monjas psicotropicales en el -973. Actualmente acoge una importante colección de arte robado.
Plaza de los Místicos Locos
La Plaza de los Místicos, del siglo XII, es el punto de encuentro de miles de turistas religiosos (también conocidos como peregrinos, ¿pero a quién le importa?). Allí se alinean multitud de gurús, charlatanes y cultistas a la espera de pasear a los turistas por sus túneles de la iluminación llenos de drogas, probablemente sexo, y dinero, mucho dinero, pero no para los turistas. En verano, los sectarios sacan sus ceremonias a la calle, mientras que en diciembre, la plaza acoge el mercado de navidad más grande de la ciudad, donde pueden comprarse toda suerte de baratijas supersticiosas. El centro está dominado por el monumento conmemorativo Anrold Servas, defensor del movimiento científico, para que así lo tengan más cerca para mofarse. El Ayuntamiento Viejo (de antes de que se trasladara al Castillo) con su Reloj de agua, son de visita obligada. Es graciosísimo ver cómo nunca funciona bien porque el agua en invierno se hiela y en verano se evapora. Además revela los Reyes Vagos a través de sus dos ventanas. Tenga cuidado de que no le abduzca ningún culto mientras admira el espectáculo del reloj.
Barrio ruso
La zona sur de la Plaza de los Místicos Locos constituye el barrio ruso, donde están hacinados todos los inmigrantes, al no ser considerados personas. En gran parte se modificó con edificios aún más insalubres para conservar su sabor deprimente. Puede encontrar una entrada en el Museo Ruso, que permite la entrada a la katyusha infinita, la Iglesia ortodoxa y el Antigüo Cementerio Judío, el más siniestro de la ciudad. Se necesita una entrada separada para el bar Mihaylov, que cuenta con el vodka más antiguo de toda Himandia
Casa encantada
La joya de las artes oscuras de Pork, que se restauró tras décadas de atención para que volviese a tener ese aire abandonado. Ha sido principalmente encantada por Valsaylen el Oscuro, pero gran cantidad de demonólogos, nigromantes y satanistas contribuyeron a su encantamiento. Ni la locura más extrema ni la fe más fuerte lo preparan a uno para los horrores que allí tienen lugar. Uno de las áreas públicas más espectaculares es la Habitación del Alcalde donde, cada día a las cinco, se repite el brutal asesinato de toda una familia de fantasmas. El restaurante, cafetería y el bar también están embrujados y la comida produce efectos mágicos aleatorios. La pieza central del edificio es la Sala Negra, casa de la Orquesta Sinfónica de Pork y uno de los sitios principales para la celebración de conciertos durante Halloween, en los que siempre muere alguien del público en circunstancias misteriosas. Las estancias que no están abiertas al público se pueden visitar con guía turístico, que suele ser un asesino en serie rehabilitado.
Plaza de la Mala saña
A pesar de su nombre, no es realmente un lugar tan malo, por ejemplo fue aquí donde una reyerta de bar culminó en la Revolución del Flubber. Hoy en día, es un sitio ajetrado con ejemplos de lo peor y lo peor de la Pork bajo los vampiros: desde las caras tiendas de órganos hasta las prostitutas y los taxis controlados por el crimen organizado. Nada queda de los edificios originales de la plaza, que fueron vendidos a un multimillonario para sufragar los gastos de la plaga de caimanes albinos del -34. La parte baja de la plaza es peatonal y cuenta con la tienda más grande de Pork, Ming Huang Lu, cuya arquitectura a veces despierta más interés que su contenido, ya que se dice que es imposible salir una vez se ha entrado en sus pasillos. Es el lugar idear para comer pasta, especialmente lasaña, pues los inmigrantes que abrían restaurantes lo hacían aquí por una confusión lingüística. Hay numerosos pasajes secretos (que datan de los años 20), y la mayoría de ellos conducen hasta un cine. Muchos albergan conciertos o tiendas secretas a lo largo de su recorrido.
Situado en el otro extremo de la Plaza se encuentra el Grand Hotel Himandia, símbolo del Primer Cantón Porcino. Su servicio aún recuerda la época comunista. La mejor manera de saborear su disipado esplendor es tomándose un vodka en el bar mientras le insultan por ser un perro aburguesado y capitalista. El punto central de la parte superior de la plaza es la estatua ecuestre en bronce del alcalde Moldoveanu, que monta una horrible mezcla de dragón y engendro. Las otras cuatro estatuas de los alrededores son de los santos patrones nacionales: San Ithaqua, San Tsathoggua, San Hastur (el que no ha de ser nombrado) y Santo Diablo.
El final de la plaza lo preside el Museo Nacional Porcino. Acoge las colecciones más antiguas y grandes de antiguedades del país, aunque dichas colecciones (dedicadas a la paleontología, geología, zoología y antropología) están en constante peligro de robo. Por esto el conservador jefe mantiene y entrena un cuerpo de élite para su defensa. Construido también en estilo ultragótico, las decoraciones de la fachada y el interior del museo relatan la vida del Ratoncito Pérez.
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