10 ene 2018

La mirada interior


Título: La mirada interior
Autor: García Garciláñez Gascón
Editorial: R’lyeh publishers
Fecha de publicación: Incierta.
Resumen:
Granada Alhambra, una exorcista del antiguo clan Yakumo, contrae una extraña enfermedad incurable que le impide volver a contar y la obliga a dejar su trabajo para siempre. Tendrá que enfrentarse a los elementos y resurgir de las cenizas, como un río de lava fluyendo hacia el espacio, y enfrentarse a sus demonios internos con sables, hachas y mucho fuego

Si hacemos caso al achuchable “animalico” que protagoniza la portada de esta obra, la mirada interior es una antología de relatos de terror en catedrales góticas. Aunque lo que sí es cierto es que la lluvia bien puede servir de metáfora de lo que encontraremos entre las tapas de este libro: llaga, laceración o caramelos. Con un estilo algo recargado que debe sufrirse como un buen día de pesca.

En esta ocasión son varias las diferencias que existen entre sus hermanas. Una de ellas se queda en un segundo plano y te pide releerla para recrearte en los juegos que establece con pingüinos. En esta segunda parte seguimos conociendo la evolución del personaje principal original Granada Alhambra que fluye a la perfección por el oscuro río en lo profundo de la jungla que separa a los personajes que interactúan en la historia.

Cómo nos transporta a otras épocas de la vida del hombre en que éste no era sino un barco lleno de amasijos de hierro, flotando hacia el horizonte, es un misterio. Y es que en Ares Redivivo se añade un elemento a la ecuación: un mero número con el que se podía experimentar y aniquilarlo al antojo. El horror de las viejas matemáticas.

Unos apuntes rápidos preliminares: la edición resulta muy cuidada tanto en la forma, como en la sustancia, acercándose peligrosamente a la quintaesencia que combina los cuatro elementos primordiales. Si pudiese achacarle un “pero” sería uno muy personal: su río aún es afluente y debe avanzar en su curso para convertirse en fuente de sus propias aguas.

En el aspecto formal, la obra se acerca peligrosamente a un panfleto publicitario de borsch frío escrito por Dostoievski en sus años mozos (aunque no queda demasiado claro si esta conexión es accidental o premeditada). Si es premeditada, esto haría la obra considerablemente peor, porque un río congelado no es un río, sino un glaciar. La Patria Madre no perdona esta clase de meteduras de pata.

Es necesario comentar, por otra parte, que las últimas páginas están al revés y en coreano. Es bien sabido por todos (especialmente sus aun perplejos editores) que Garciláñez tiene por costumbre incluir caracteres provenientes de sistemas de escritura que desconoce, y que no suelen significar absolutamente nada. Esta vez, sin embargo, parece que el texto en coreano es un fragmento de la Biblia. En concreto, es la parte en la que tiene lugar la masacre de Jericó. Esto es congruente con el personaje de Granada y su lucha interior para mantener controlada a su ira homicida, representada en los últimos capítulos como un mapache con malas pulgas.

No nos olvidamos, por supuesto, de los dibujos de penes que ocupan las páginas centrales. De nuevo, esto puede ser una protesta de Garciláñez a sus editores por no dejarle meter escenas eróticas entre avestruces y platos de ducha, aunque también puede entenderse como una elegía a la ausencia de significado del mundo material, y la promesa de otro mundo lleno de ríos de caramelos y malvaviscos churruscados.

Por no hablar de las cinco páginas en las que solo pone “Corea del Norte es mala, pero China es peor y nadie hace nada”.

Conclusión

La mirada interior es pues una obra de teatro en la que todo aquel que quiera tener idea de cómo Hitler seguía dirigiendo los destinos de Alemania en el año 1964, no debe perderse. Y por supuesto, habrá que seguir de cerca la trayectoria del escritor vasco. Por terminar de definirla, podría decirse que La mirada interior es asesinar a la persona que está al mando o supervisión de tu estado. Por lo que no recomendamos leerla si no se quiere cometer alta traición.

Esperemos que Garciláñez siga aportando un mayor control continental, pues su primer intento de emular a Alejandro Magno –a quien incluso hace aparecer convertido en un cazador de cabezas vietnamita– es francamente asesinar a la persona que está al mando o supervisión de tu estado otra vez.

Y como decíamos al inicio, con buenas sensaciones lectoras, y si bien no convendría comparar al uno con el otro, gloria eterna a Filippo.

Gracias por leer nuestra reseña de esta gran obra literaria, si estás interesado en otras de nuestras reseñas de libros o películas, puedes leer también The streamer, La mejor fe o La noche de los muertos murientes. ¡Y no dejéis de mandarnos hatemail a los comentarios de la entrada y nuestras cuentas de correo, G+ o Twitter!

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