Esa es probablemente la cara que pones cuando sabes que en tu país el suicidio ritual está prohibido desde 1873. |
El emperador está obligado por la tradición a exigir que todos los implicados cometan harakiri y, por supuesto, ellos a obedecer, pero nadie quiere realmente que haya suicidios masivos. Después de todo, los atletas de élite no caen de los árboles... excepto algún gimnasta despistado y niños que aparecen en melocotones.
Por esto se conoce que se espera que se repita el proceso de todos los años: el emperador pedirá formalmente que se produzca el seppuku y este jamás llegará a los jugadores, perdido en un mar de documentos caligrafiados en japonés antiguo, extrañas formalidades y silencio administrativo.
No obstante, solo por si acaso, muchos del equipo técnico han comenzado a pensar sus poemas de despedida, por miedo de que a ellos si les llegue el turno para dar ejemplo. Que luego en caliente son muy difíciles de improvisar.
A pesar de todo, los ultras nipones más acérrimos siguen exigiendo de forma moderada y educada pero firme que haya un seppuku masivo al mejor estilo de los Cuarenta y siete samurais. Aunque han encontrado dificultades, los dos agentes de policía encargados han logrado dispersarlos.
Esta costumbre ya fue parodiada en un episodio censurado de Captain Tsubasa (conocido en español como Campeones: Oliver y Benji) en el que los personajes sí llegaban hasta el final con el suicidio ritual, como un símbolo de la delicada situación del fútbol japonés en los ochenta. Las pocas personas que lo han visto lo califican de "poco sutil, pero extremadamente agudo".
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