Un desarreglo espaciotemporal en tu casa hará que pierdas una buena parte de tus tesoros, armas y artilugios MÀHJICOS raros. Debido a su extraña naturaleza (y al hecho de que muchos de ellos son capaces de manipular a los viandantes para que los encuentren y se los lleven), te resultará inmensamente complicado encontrarlos y recuperarlos. Al menos al principio, después te darás cuenta de que tienes un imán de rarezas que hará que todos vuelvan a ti en pocos minutos. De hecho, hasta conseguirás alguna cosa que antes no tenías. Verás qué contento se pondrá el anticuario cuando vuelvas a pasar por ahí.
Alguien te intentará matar con un rayo de la muerte. Así, aleatoriamente, sin provocación alguna. Sin embargo, el rayo de la muerte resultará ser una especie de proyector de luces con colores bonitos. Te causará una especie de sinestesia patológica muy rara (aunque no para ti, que sueles experimentar cosas así cada dos o tres meses) de la que no te podrás librar durante el resto del mes, cuando se te pasará sola. Olerás los colores, verás los sonidos y oirás los olores. Esto, evidentemente, no ayudará en absoluto con tus prácticas de chelo.
Un día, te encontrarás en el banco de un parque unas gafas de rayos X. Al principio pensarás que será tu sueño hecho realidad, y que con ellas podrás ver a través de la ropa de la gente como en tantísimas obras de ficción. Sin embargo, no tardarás en darte cuenta (solo un uso, de hecho) de que como son gafas de rayos X, verás a través de su ropa... y de su piel y músculos. Las tirarás directamente a la basura, pero te pasarás todo el mes paranoico sobre la posibilidad de haber sido irradiado por las gafas.
Si eres el gemelo malo, un día te encontrarás una lanza que lo atraviesa todo en el buzón de correos. Si eres el gemelo bueno, ese mismo día te encontrarás con un escudo que lo detiene todo debajo del felpudo. Sabréis que esas son las características de vuestras armas porque lo veréis escrito con letras grandes en el propio objeto (y os habréis asegurado de que es verdad, probándolo con cosas que tengáis a mano). Consideraréis por un momento usarlos durante una de vuestras letales escaramuzas fraternales, pero decidiréis no hacerlo. Estáis bastante seguros de que un impacto de esas dos cosas probablemente haría que el universo explotara en una nube de lógica, y en cualquier caso preferís no arriesgaros. En el fondo no importa, pelearéis y os defenderéis respectivamente usando los medios habituales, y un día vuestras armas mágicas desaparecerán para no volver. ¡Ah! ¡Y feliz cumpleaños!
Verás un capítulo de una de las series de tu infancia, una de esas con guerreros enmascarados japoneses que hacen poses chulas y toda la pesca. Qué nostalgia.
Buscando chismes de tus vecinos que puedas vender a los paparazzi, encontrarás un rayo de la muerte en la basura. Y además en perfecto estado, no habrá motivo alguno para echarlo a la basura. Salvo, por supuesto, que el usuario no quisiera convertirse en el amo del mundo. Tratarás de hacer lo que este usuario misterioso no pudo y dispararás sin pensarlo al primer viandante que veas. Saldrán luces de colores, el tipo las mirará raro y... no pasará nada más. Resultará ser solo una especie de proyector con forma de rayo de la muerte. Lo volverás a tirar en el cubo de la basura y seguiras con tu vida, ligeramente triste de no ser capaz de sumir al mundo en un siglo de caos y desesperación.
Sin darte cuenta, un día te dejarás encendido el distorsionador del espacio-tiempo (incluso si lees esto antes de que pase, simplemente ocurrirá igual). Tras un par de días, te darás cuenta y lo apagarás, pero ya habrá sido demasiado tarde. Ese chisme consume una barbaridad de corriente. No es como si estuvieses falto de dinero, pero maldita sea, preferirías no gastarlo en chorradas así.
Todas las plantas de tu granja (incluídas las herbáceas) empezarán a lanzar rayos láser aleatoriamente. Tendrás suerte de que tus vacas sean las cabezas de ganado más estúpidamente atléticas de la zona, porque cualquier otro animal de granja habría muerto tratando de esquivar todos esos láseres al intentar pastar. Las mantendrás en interiores durante todo el mes para que no les pase nada (y tú tampoco saldrás mucho porque uno de los láseres pasará rozando una puerta de tu coche, dejando una bonita marca incandescente). Cuando se esté acabando el mes, el problema se habrá solucionado solo. Te preguntarás que qué demonios ha pasado, pero en ausencia de una respuesta congruente, simplemente tratarás de continuar con tu vida.
Un día aparecerá en tu trastero una extraña máquina que parecerá haber estado ahí desde siempre. Te acercarás para ver qué es y qué hace ahí, pero sin querer la activarás. Será entonces cuando veas en una etiqueta que tendrá pegada que es una máquina que sintetiza formas de vida simples a partir de pellets de estufa. La máquina empezará a hacer un ruido infernal y no habrá forma de pararla así que, temiendo que esté programada para sintetizar una bacteria que te infecte y acabe contigo, te mantendrás todo lo alejado de la máquina que te sea posible. Tras varios días evitando activamente tu trastero, decidirás dejarte de tonterías y entrar ahí, tienes el número del hospital en marcación automática y con el paso de los años ya los has ido preparando para lidiar con cosas impensablemente extrañas. Lo que encontrarás dentro será... ciertamente no una bacteria. Para empezar porque puedes verlo, es del tamaño de un Yorkshire Terrier. Y para seguir porque... se está comportando como un Yorkshire Terrier. A pesar de que parece como una masa amorfa de algo. Será básicamente un plasmodio pero extrañamente capaz de ladrar y morder. Más extrañamente aun, la criatura te cogerá cariño y tú a ella, así que decidirás adoptarlo como mascota (y apagar la máquina de sintetizar vida para no acabar teniendo un ejército maligno de esos bichos). Un día la máquina desaparecerá como si nunca hubiese estado ahí, pero conservarás a tu perro-hongo, así que no le darás mayor importancia.
Un día, te encontrarás en la puerta un manipulador del espacio-tiempo. Completamente nuevo, fabricado artesanalmente por alguien que técnicamente no existe ni ha existido nunca. Lo dejarás donde lo has encontrado. Poca gente aparte de ti sabría cómo usarlo y tú ya tienes otros dos en el armario. Tres manipuladores del espacio tiempo son demasiados para una sola casa. Un día simplemente desaparecerá, así que te figurarás que eso habrá servido de algún modo para cerrar un bucle temporal y no pensarás más en el tema.
Un día, te encontrarás con una enorme espada delante de tu puerta que tiene toda la pinta de ser una de esas espadas mágicas de las que hablan las leyendas. Sin pensarlo más, la llevarás directamente a la pila de chatarra. Si es que donde se ponga una buena navaja... Sea como sea, la espada desaparecerá en algún momento del mes. No le darás más importancia.
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