17 mar 2019

Batalla de aperitivos en el cumpleaños de Filippo y el Padrino

¡Victoria o muerte! ¡Gloria a Filippo!
Una vez más ha llegado el día más esperado del año. No, no hablo de San Patricio, válgame el cielo, hablo del cumpleaños de nuestras mascotas: Filippo y el Padrino. A pesar de que todos los años cumplen infinito más un año, lo siguen celebrando por todo lo alto con regocijo y destrucción.

Este año han celebrado una batalla campal a modo de recepción entre ambas partes, intercambiando brutales ataques entre los que han destacado los aperitivos que han traído ambas partes, servidos por camareros acorazados que recorrían el campo de batalla con sus bandejas. He aquí una selección de algunas de las mejores ideas.

Aunque puedan parecer básicas, no por ello las bombas de cóctel del Padrino eran menos deliciosas y letales. Con sus mechitas imposibles de apagar, seguramente hicieron las delicias de innumerables enemigos que encontraron sus gaznates llenos hasta arriba de los pequeños explosivos.

Filippo, por otra parte, también echó mano de un clásico trayendo toda clase de canapiés a la batalla: pies amputados y deliciosamente aderezados para matar a los enemigos de horror y exquisitez. Lo mejor de todo es que, aunque los primeros estaban hechos a partir de partes de esclavos que se quejaban de que les dolían los pies, este excelente aperitivo podía ser repuesto continuamente con los despojos de la batalla. Además, no necesitarás los pies una vez todo el mundo esté inundado.

Aún así, los canapiés no resultaron ser lo suficientemente efectivos como arma, así que Filippo se aseguró de que sus cocineros de batalla introdujeran albóndigas de oro en las filas enemigas. Este aperitivo no solo acentúa la grandeza de Filippo, sino que además es ligeramente venenoso en grandes cantidades. Y a los perros no se les da demasiado bien lidiar con venenos.

Viendo que la batalla se estaba volviendo más indirecta, El Padrino decidió usar métodos más indirectos para desmoralizar las tropas de Filippo. Así pues, introdujo entre las servilletas del otro bando el canapé que los mafiosos conocen como “piccoli cavallini”, cabezas de caballitos diminutos muertos cuyo propósito es entristecer a sus enemigos. Para que le doliera más, los cavallini en este caso eran de caballitos de mar muy pequeñitos. No queriendo quedarse atrás, Filippo empezó a servir de la misma manera orejas de perro a la plancha. De nuevo, buena parte de estas orejas las fue consiguiendo durante el combate.

¡Rellenos de delicioso, delicioso dolor!
Para que no decayera demasiado el ánimo, los camareros de batalla de ambos bandos empezaron a servir ponche de liquidillo verde. Como nadie es lo suficientemente tonto como para beberlo, todos empezaron a lanzárselo a los miembros del bando contrario, recuperando así (irónicamente) el ardor de la batalla.

Fue entonces cuando Filippo empezó a servir su arma secreta: gelatina. Pero no una gelatina cualquiera, una gelatina que está llena de tiburones enanos apenas perceptibles y muy, muy enfadados (la viscosidad de la gelatina no hace más que ponerlos furiosos). Las filas del Padrino se vieron considerablemente reducidas cuando su comida empezó a morderlos a ellos.

La recepción se aproximó a su final mientras ambos bandos recurrían a las últimas piezas de su arsenal, casi literalmente: el Padrino decidió sacar entonces sus balas de ametralladora montadas sobre pan Y ENVENENADAS para ironía del enemigo. Filippo, por supuesto, decidió responder haciendo que sirvieran entre los combatientes enemigos medusas venenosas Y ENVENENADAS también por supuesto el veneno mató a las medusas, debieron haberlo pensado mejor, pero el resultado fue devastador de todas formas.

Así, tras una batalla de varias horas, el sol se puso en el campo de batalla sembrado de los cadáveres de ambos bandos. Las hostilidades cesaron por ese día y se dispusieron a retirar a los muertos y los restos de la comida usando servilletas aisladas creadas a tal efecto. Así, los aperitivos letales restantes fueron conservados para futuro uso.

Y de este modo nuestras queridas mascotas han cumplido un año más de tramar la completa aniquilación del universo, lo cual por supuesto incluye a la otra parte. Su guerra no cesará hasta que suenen las trompetas del juicio final. Y hasta entonces, feliz cumpleaños a ambos y esperamos que se lo hayan pasado muy bien.

Si queréis saber más sobre los aperitivos más mortíferos de la creación no dudéis en mandarnos hatemail a los comentarios de la entrada o nuestras cuentas de correo o Twitter. Y nos vemos en la próxima, mientras tanto espero que tengáis algún regalo preparado. Por vuestro propio bien. ¡Chao!

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