Expertos en física aplicada de varias universidades postulan la posibilidad de que se pueda usar odio humano refinado y concentrado como fuente de energía renovable, lo cual permitiría aprovechar bastante el clima político mundial.
Los estudios preliminares parecen indicar que sería posible elaborar una pequeña máquina de movimiento cuasiperpetuo con odio, pero es muy probable que las aplicaciones no se queden ahí y pueda servir para otros propósitos como electrificar verjas o potenciar pistolas de clavos. Pero, por supuesto, su principal aplicación sería bélica y muchos expresan con temor (y/o anticipación) que la energía del odio podría liberarse en forma pura de forma simiñar a una bomba nuclear.
El odio no tendría que ser hacia nada en concreto y una lista no exhaustiva de posibles fuentes incluye: las minorías, la gente con dinero, los mosquitos, la gente que se llama Triptolomeo, los abogados, las listas no exhaustivas, las gaviotas, el brócoli, el gobierno, el tiempo y las uñas.
El odio se extraería de los sujetos mediante diodos insertados directamente en el cerebro. Los científicos llegaron a la feliz conclusión de que gentes de todas las razas, géneros, creencias y clases serían capaces de participar dado que, según sus investigaciones, el odio es un sentimiento universal y, a la vez, increíblemente diverso. A falta de experimentos prácticos (que están por llegar), se hipotetiza sobre si hará falta causar el odio directamente en los donantes al llevar a cabo la extracción o si, por el contrario, lo emitimos pasivamente. Uno de los ponentes tímidamemte añadió que el dolor podría ayudar.
No obstante, los eruditos apuntan a que, con el estado actual de la tecnología, de desarrollarse este "extractófobo", requeriría de enormes cantidades de odio para ser productivo. Como respuesta, numerosos gobiernos, sectas, partidos y organizaciones han asegurado que se puede confiar en ellos para esta tarea.
Uno de los estados más interesado en ello actualmente es Nueva Orwellia, que ya se ha propuesto invertir en esta nueva tecnología y expandir sus granjas de odio y así darles una triple utilidad.
Los científicos declararon haber considerado emplear el sufrimiento humano, pero que la tecnología actual aún no lo permitiría. Algunos incluso consideran el pesar como un subproducto de baja calidad del odio.
Al preguntarles sobre si habían considerado usar el amor como fuente de energía en lugar del odio, los científicos se rieron durante dos minutos seguidos antes de continuar la rueda de prensa sin haber contestado a la pregunta.
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