Básicamente te pasarás casi toda la semana tratando de evitar que las jodidas pantallas que caen del cielo acaben con la vida de los viandantes (con rayos láser, por supuesto). Un mes normalito.
Un amigo tuyo tendrá un accidente con las pantallas que caen del cielo, así que aceptarás hacerte cargo de su mascota. Su mascota resultará ser una especie de plasmodio que actúa como si fuese un Yorkshire Terrier, lo cual no te sorprenderá, teniendo en cuenta la... peculiar vida que lleva tu amigo. A pesar de su asquerosa apariencia, le cogerás cariño al engendro inmundo. Sin embargo, descubrirás demasiado tarde que su aliento es virulento (al principio pensabas que había comido algo del contenedor de basura) y que te ha estado contagiando de varias infecciones, muchas de las cuales no descubiertas en humanos hasta la fecha. Por suerte, en el hospital al que suele ir tu amigo están más que preparados para esa clase de situaciones.
Con la ayuda de un colchón posicionado estratégicamente, tratarás de recoger pantallas de esas que caen del cielo por algún motivo. Te darás por contento cuando consigas hacerte con 6 pantallas de 21 pulgadas en perfecto estado. Por supuesto, las usarás todas para jugar a 6 simuladores de citas al mismo tiempo. Te pondrás a llorar cuando te des cuenta. Llorarás tanto que acabarás todo tu helado de chocolate de las emergencias emocionales.
Si eres el gemelo malo, tratarás de hacer que tu hermano salga de casa sin ninguna clase de protección para que le caiga una maldita pantalla en la cabeza, porque parece que eso es algo que está pasando de verdad y no una paranoia colectiva avivada por la prensa. Si eres el gemelo bueno, saldrás de casa para coger una de esas pantallas gratis que caen del cielo. Por desgracia para los dos, el clima habrá cambiado para ese entonces, y solo caerá lluvia normal. Vaya chasco.
Contraerás la gripe, así que no saldrás de casa toda la semana. Vaya lata.
Tratarás de hacer que la gente salga a la calle para que les caigan jodidas pantallas en la cabeza y se mueran, pero no dará mucho resultado. Es increíble lo cuidadosa que puede llegar a ser la gente con riesgos estúpidos e improbables comparado con lo estúpidamente probable que es que alguien conduzca después de haber bebido.
Tratarás de crear la piedra filosofal en un arrebato de megalomanía y aburrimiento, pero debido a un error alquímico, simplemente empezarán a caer jodidas pantallas del cielo. Ni siquiera tiene sentido, eso no está relacionado para nada con la piedra filosofal. Tratarás de ignorarlo, y en pocos días, el problema se solucionará solo.
Estarás a salvo de las malditas pantallas que caen del cielo en buena parte del mundo porque en el campo no hay suficiente tecnología como para atraerlas. Sea como sea, para evitar la furia de los dioses, taparás tu enfriador de leche con una lona hasta que estés seguro de que el peligro ha pasado. Por si acaso.
Acabarás en el hospital después de recibir un impacto de una pantalla de 105 pulgadas directo a la cabeza. El doctor te dirá que cualquier otra persona moriría instantáneamente por el impacto, pero que, de algún modo, tu cuerpo está diseñado para mantenerte con vida y hacerte sufrir lo máximo posible. Sea como sea, llamarás a un amigo para decirle que se haga cargo de tu plasmodio mascota. Cuando salgas del hospital, lo verás a él entrando, sufriendo una infección desconocida hasta la fecha.
Solucionarás el problema de las malditas pantallas que caen del cielo retirando mágicamente pantallas del mercado para reducir la inflación. No tienes ni la menor idea de cómo funciona, pero funciona.
Como todas las otras veces que han llovido productos de alto precio a lo largo de tu vida, harás lo que cualquier otra persona racional haría: capturar las malditas pantallas que caen del cielo y tratar de venderlas. Por desgracia, nadie las comprará porque todo el mundo puede poner un colchón en su jardín y coger todas las pantallas que le hagan falta. Para más inri, un día, de sopetón, desaparecerán todas las pantallas de tu puesto. Como dicen los guiris, easy come, easy go.
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