"Esta imagen no tiene nada que ver, pero queda bien" comentaba Bartolomeo. (Fuente) |
La nota, insólitamente extensa debido a las numerosas páginas de dibujos de penes, señalaba que el grupo de Bartolomeo Bartoloméez había enunciado esta hipótesis un día jugando al chinchón, y que tras varios cálculos previos realizados con el calcutrón (un ingenio mecánico inventado por el departamento que consiste en un conjunto de 20 calculadoras científicas pegadas con cinta aislante) demostraron que sería una idea factible.
Esta sexta dimensión tendría el doble de cosas que molan que las que podemos percibir como organismos tridimensionales, y ninguna de las que no molan. Así pues, el equipo de Bartolomeo considera la posibilidad de que haya una dimensión llena de bacon y strippers enmarañada en el tejido de la realidad.
Aún se necesitan muchos cálculos y varias jornadas de mirar muy fuerte a microscopios para poder demostrar esta hipótesis, pero, de ser real, la existencia de esta dimensión podría explicar a dónde van las canicas que todos hemos perdido de niños.
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