Entre sus rasgos fonéticos destacan la palatalización de la /j/ y la nasalización de la /m/ así como la yuxtaposición laringeal de la rotativa nasal sorda cuando se encuentra junto a una vocal de las cuales todas han sido sustituidas por /ʊ/ debido a un proceso de matificación por el gran contacto que mantiene con el Cantonés.
La semántica presenta gran cantidad de préstamos del Cantonés y el Mandarín por su cercanía geográfica así como del Mobahilli del áfrica central del oeste.
Presenta una sintaxis SVS (sujeto verbo sujeto) heredada de los Polu-polu, antiguos habitantes de la zona que eran lo bastante tontos como para hablar sólo en reflexivo.
No está admitido como lengua ni está oficializado ni regulado por lo que sus hablantes prefieren hablar como le sale de los cojones impidiendo que gente que vive casa con casa se entienda a más del 50%.
En conclusión: es el último idioma que a uno le gustaría aprender, si se le puede llamar idioma, vamos.
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