El lado este te hace comprar decoración hindú y leer manga. Además marca todas las semanas el teléfono del restaurante chino más próximo. Te proporciona un subidón cada vez que imitas a Bruce Lee o Fumanchú, y no duda en premiarte cada vez que imitas pésimamente a un oriental hablando sin erres.
En cambio el lado oeste es ese que a la pregunta «¿nos vamos de rodeo?» responde «¡Claro que sí! ¡Yiha!». Es el que hace que te gusten las películas del oeste cuando llegas a cierta edad y que sueltes frases del estilo «este pueblo no es lo bastante grande para los dos, amigo».
Tu parte este piensa que tu parte oeste es un demonio extranjero y tu parte oeste piensa que tu parte este debería abrir una tintorería en la que lavar sus ropas cubiertas del polvo del desierto, por esa razón se llevan mal. Más bien se odian a muerte, la verdad. Si ambas partes se encontraran, desencadenarían una guerra del Pacífico o construirían ferrocarriles transcraneales juntos, dependiendo de cómo les pillase. Cualquiera de las dos cosas podría derivar en gonorrea cerebelar o el síndrome de Andar Patrás, llamado así por Andar Patrás, la primera persona que lo sufrió (era griega o marciana o algo así).
Para evitar esto es importante mantener las dos mitades del cerebro equilibradas. Una posibilidad es hacer el pino agitando un colador hasta que el problema se arregle por sí solo. Pero lo más fiable es buscar el equilibrio doblando la cabeza para dejar caer más peso en aquella parte que más usas.
Una forma simple de saber qué parte usas más es decir si la bailarina gira hacia arriba o hacia adelante. Pero es mucho más sencillo (aunque no tan fiable) saberlo si alguna vez has gritado en público «¡Yipi-yipi!». De haberlo hecho es evidente que usas más la parte oriental y que esos exabruptos son debidos a que tu parte occidental lanza desesperados gritos de auxilio.
Pero no es tan importante saber qué parte de tu celebro usas más como saber si padeces alguna enfermedad incurable, si tu pareja te engaña o si hay extraterrestres en tu jardín. Así que no dejes de vigilar los celos.
Por supuesto las dos partes del cerebro tienen aplicaciones más mundanas como... todo para lo que uses el cerebro, lo que quiere decir nada cani. Si te vas de pesca usarás la parte oriental mientras que ajustar el sonido de unos altavoces requiere la parte occidental. Conducir requiere la parte oriental si se trata de un coche de fabricación japonesa, pero la occidental si dicho coche tiene un posavasos gigante. Usarás la parte oriental para untarte crema contra las almorranas, pero la occidental para reconocer tu rostro en el espejo. La parte oriental es la que usas para pedir papel higiénico y la occidental te sirve para lanzarte por una ventana en caso de disolución del consejo escolar. Y una infinitud de cosas más que no podríamos relataros aquí porque este corto artículo ya se está terminando.
Mira cómo se acaba. Ya no queda apenas tiem
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