29 mar 2013

¿Por qué Filippo es mejor que Dios?

En un día como este en el que más de uno y más de dos están paseando actionmans de madera por las calles de su pueblo o ciudad hemos decidido hacerles entrar un poco en razón planteándoles que abandonen a su falso dios a favor del único y poderoso Emperador Filippo. Mediante una rápida comparativa podrá comprobarse cómo es claramente superior en lo que a materia divina se refiere.

Gloria æterna!
En primer lugar el cristianismo nos promete el Reino de Dios, una especie de sitio al que llegaremos después de muertos y en el que viviremos eternamente. Todo esto está muy bien, pero es un poco vago y confuso. Filippo ofrece beneficios al instante, en lugar de esperaros en el paraíso, os lo trae directamente. Todo nuevo creyente contribuye a que se haga realidad su sueño de inundar completamente la Tierra, convirtiéndola en su paraíso, sus creyentes y todo bicho que tenga branquias. Y la Tierra solo será el comienzo de su rápido ascenso que lo llevará a inundar el UNIVERSO. Esto favorecerá en gran medida el turismo de deportes acuáticos, los cruceros y la natación en océano abierto.

Algún día... Muy pronto...
Para lograr el paraíso cristiano hay que ser bueno y respetar toda una serie de normas como no ir a los toros bajo pena de excomunión. A Filippo le da igual que mates, robes, bebas o forniques siempre que eso no se interponga en sus planes de conquista. Y puedes estar tranquilo porque su conquista es inevitable, así que puedes hacer lo que te de la gana y aun así disfrutar de toda el agua que quieras en un futuro no muy lejano, teniendo en cuenta que el apocalipsis más aburrido de la historia ya ha empezado, aunque él ni lo asegura ni lo desmiente.

Por supuesto, el no tener que respetar normas estúpidas y arbitrarias también evita que haya alguien por ahí queriendo imponérnoslas. Nada de inquisiciones o sacerdotes (excepto, claro, por los generales y oficiales del Gran Filippo a los que todos amamos y solo se dedican diligentemente a asegurarse de que todos los fieles hacen bien su trabajo para que desemboque en el Gran Plan Definitivo). No hay leyes escritas, solo un látigo de doce colas1.

Habrá quien diga que el Dios cristiano nos ama, nos protege y nos guía. Lo cual también hace Filippo, pero sin la misma saña. ¿Alguien se ha parado a leer la Biblia? Dios ha matado a millones de personas, pero Filippo a ninguno2. Y en caso de que lo hiciese estaría justificado porque fuera un enemigo de la fe o un perro. Especialmente un perro. Nada de mandar osos a devorar a niños que se rían de un viejo por estar calvo a no ser que los niños sean humanos y el viejo alguna forma de vida acuática, desde luego.

Por último Filippo contrarresta la oferta de pan y vino y sube a toda la carne de perro que sus fieles puedan comer. Tras haber cazado y asesinado con saña a los caninos, claro.

Pensadlo bien, ¿no preferís adorar a un pez de colores todopoderoso que a un carpintero de hace dos mil años que acabó accidentalmente clavado en una cruz? Eso a nosotros nos huele a falta de profesionalidad. Además, a Jesús lo mataron, cosa imposible de hacer con Filippo.

Y todo esto lo sabemos porque Filippo, al contrario que Dios, ha contactado con nosotros por medio de su profeta Spencer el Vagabundo3 y nos lo ha dicho. Y podemos asegurar sin ningún tipo de coaxión que es un tipo guay; te da caramelos si crees en él4.

Ahora bienvenidos, hermanos. Regocijémonos a la sombra de las poderosas aletas de Filippo.


1. Es broma, un látigo de doce colas es físicamente imposible, en realidad solo tiene nueve.
2. Todavía.
3. Que está vivo, al contrario que todos los profetas de Dios. 
4. Y no te pega si no lo haces. No mucho. 

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