17 feb 2021

Escribas del Antiguo Egipto

A José Amofis le salio barriguita
cervecera de escribir todo el día.
Como ya hemos comentado en más de una ocasión, el Antiguo Egipto es donde está la acción. Pero también texto, montones de texto, esa gente no paraba de escribir.

Los faraones estaban obsesionados con tener todos los escribas posibles para que siempre hubiera alguien disponible para anotar sus órdenes, palabras, hechos, pensamientos o ideas sueltas cuando estaban en la ducha o esperando el autobús.

Por eso el sistema de reclutamiento, entrenamiento y mantenimiento de los escribas llegó a ser tan absurdo que los egiptólogos hipotetizan que las pirámides se construyeron en parte como edificios de oficinas encargados de mantener toda la contabilidad del sistema de escribas y "blanquear" las cuentas de modo que el pueblo llano no supiera todo lo que se gastaba en ello.

El entrenamiento de escribas era continuo para aumentar su número y reemplazar a todos los que morían en los hechos absurdamente violentos que se sucedían continuamente en aquella época. En muchos casos llegó a extremos por los que aldeas enteras eran reclutadas a la fuerza, valiendo cualquier persona que pudiera sostener un lápiz más de once segundos seguidos. Esto a menudo llevaba a la desatención de otros sectores y los egiptólogos sospechan que causó al emnos tres grandes hambrunas.

Además, aunque el faraón mantenía legiones de escribas, la verdad es que no siempre había trabajo para todos, pero aun así tenían que mantenerse ocupados completando ciertos objetivos de páginas para evitar ser castigados. Esto, combinado con el hecho de que sabían que nadie lo revisaría, hizo que muchos empezaran a rellenar con dibujitos sin sentido, lo que poco a poco evolucionaría hasta convertirse en el complicado sistema de jeroglíficos y jeroglíficos del amor.

Gracias a documentos de la época también sabemos que otro modo de mantener ocupados a los escribas era someterlos a exámenes muy complicados para ascender de nivel en la jerarquía de escribas, lo cual a menudo solo servía para fardar, ya que el nuevo puesto no se diferenciaba en nada del anterior salvo por una ligerísima subida de sueldo. Un escriba común tendría que pasar al menos por 100 de estos exámenes para que su sueldo original aumentara en un 50%.

Todos estos hechos, combinados con las explosiones, son una de las causas probables del colapso de la Edad del Bronce. Aunque luego siguieron, por supuesto.

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