19 mar 2019

Guía para la bida: cómo arreglar cosas que no sabes arreglar


"En efecto, tras dos horas de
deliberación he concluido que está roto".
¡Feliz día del padre a todos! Especialmente a los que sois padres. Especialmente a nuestro padre simbólico el Padrino, quien apenas nos extorsiona ni amenaza con sus licaones entrenados.

Para celebrar este día queremos ofreceros una guía para desarrollar una habilidad que todo buen padre debe tener: “saber cómo arreglar cosas que no sabes arreglar, aunque sea un apaño temporal que no va a durar demasiado o realmente no llegues a arreglarlo y tengas que comprar otro, pero al menos lo intentaste y te aseguraste de que era obvio que ya no tenía arreglo”. Indispensable.

Esta guía funciona con todo: desde una bicicleta a un reactor nuclear. Si sigues nuestros sencillos pasos, nada estará fuera del alcance de tus habilidades paternales.

Y si puedes sacar algo de esta guía es que dedicar tiempo a meditar tus acciones es un error, de modo que vamos a pasar directamente a la acción antes de que alguien nos detenga.


Paso 1: quédate mirando el objeto roto de forma pensativa


Puede parecer que esto contradice lo que acabamos de decir acerca de no meditar tus acciones, pero nota que en la descripción del paso no se dice nada de pensar, solo de aparentar estar pensativo. Quiero decir, todavía ni siquiera hemos comprobado si funciona o no, ¿sobre qué demonios vas a estar pensando? Pero hacer el paripé es clave para que nadie sospeche que no tienes ni idea de lo que estás haciendo.


Paso 2: pon el objeto a funcionar a pesar de que ya sabes que no funciona


Este paso está fuertemente vinculado con el anterior: si alguien pregunta, tienes que asegurarte de que estás seguro de que no funciona. Y repetir el primer paso después del segundo te permitirá granjear puntos extra, ya que ahora estás mirando de forma pensativa al objeto no funcionando en toda su gloria.

Además, ¿quién sabe? A lo mejor tienes potra y se ha arreglado solo. Pero si no es el caso…


Paso 3: mantenimiento percutivo


Es posible que el aparato no funcionase porque no estabas apretando el botón lo suficientemente fuerte. O que haya suciedad en el circuito interno que puedas sacar con un golpe seco. O que el chisme que estés intentando arreglar necesite una buena hostia en los morros para enseñarle quién manda. Sea como sea, nunca dejes pasar la oportunidad de arrearle al trasto que no funciona. Además, es genial para calmar el estrés.


Paso 4: desarma el objeto roto a pesar de que no tienes ni idea de si vas a ser capaz de montarlo de nuevo


Este paso es de vital importancia, porque si supieras montar el aparato desde el principio no necesitarías usar esta guía. Con cuidado, afloja todos los tornillos y ve separando poco a poco todas las partes. No hace falta que tomes fotografías del estado original del objeto, está claro que no se te va olvidar cómo estaba montado.


Paso 5: trata de montarlo de nuevo


A lo mejor todo lo que le hacía falta era un poco de aire. O quizás los tornillos estaban flojos. O a lo mejor simplemente has infundido el temor a Dios que ese maldito trasto necesitaba para ponerse a funcionar por su cuenta él solo. Si nada de esto aplica, sigue leyendo.


"Cinta aislante y como nuevo".

Paso 6: asegúrate de que no hiciste una bicicleta por error


Es más normal de lo que parece: tratas de volver a montar tu teléfono móvil y, bum, tienes una bicicleta perfectamente funcional, sin tener muy claro cómo. Esto, por supuesto, reducirá en buena medida su utilidad como teléfono. Si lo que estás reparando ya era una bicicleta, asegúrate de que sigue teniendo ruedas.


Paso 7: trata de buscar en internet una vaga descripción de tu producto con la esperanza de que salga algún manual de instrucciones


Da igual que no conozcas el modelo, la marca, o la utilidad que solía llevar a cabo cuando aún funcionaba; simplemente pon en internet lo que se te venga en mente acerca del aparato y algo saldrá. Si encuentras un manual de instrucciones, úsalo. Si está en otro idioma, mira los dibujitos. Si encuentras un manual de un producto similar, trata de usarlo, que igual hasta funciona. E incluso si el producto es completamente distinto, hay que tener la mente abierta, aunque se te caiga el cerebro.

Si alguien te dice que deberías haber hecho esto antes de desmontarlo todo, claramente es un disidente.


Paso 8: usa magia negra


Hay muchas posibilidades en este sentido: puedes invocar demonios que reparen el aparato por ti, echar un conjuro a los fabricantes o llevarlo a las Montañas Malditas de Albania con la esperanza de que alguno de sus espíritus malignos te faciliten el trabajo.

Pero si esto también falla…


Paso 9: mantenimiento percutivo


Un par de porrazos más no van a venirle mal, después de todo. Recomendamos usar patadas y codazos: son más fuertes que los puñetazos y tienen menos posibilidades de dañarte los dedos de las manos. Todo ventajas.


Paso 10: trata de robar un superordenador para que lo solucione por ti


Todo padre se ha planteado esto alguna vez: alquilar una furgoneta, ir a algún laboratorio donde tengan un superorenador con infinita capacidad de computación, entrar, meterlo en la furgoneta, salir por patas, introducir todos tus datos en el ordenador y que este solucione tu vida. No obstante, suelen estar fuertemente vigilados, por lo que las posibilidades de éxito son casi nulas. Si aun así crees que puedes conseguirlo, desde aquí te animamos efusivamente a intentarlo, pero no nos menciones si acabas en la cárcel.


Paso 11: declara que está roto y compra uno nuevo.


Si todas las batallas acabasen en victorias, las guerras no serían físicamente posibles (sin tener en cuenta la posible existencia de múltiples universos). Acepta tu derrota y compra uno nuevo, y nunca olvides las valiosas lecciones que has aprendido en el proceso (especialmente si has sido capaz de utilizar efectivamente la magia negra).


Paso 12: intenta convencer a tu familia y seres queridos de que es el mismo y que lo has arreglado


La historia la escriben los vencedores, pero los objetos inanimados no pueden escribir historias (a no ser que el asunto de la magia negra te haya salido muy mal). Esfuérzate en convencer a tu familia y seres queridos de que el objeto que compraste es el mismo que estabas intentando reparar y que lo has conseguido. Da igual que sea completamente diferente en apariencia, forma o función, si lo dices con la convicción suficiente seguro que funciona.

Y eso es todo por hoy. Esperamos que con estos consejos seáis capaces de enfrentaros a la paternidad de la forma adecuada. Sea como sea, no dudéis en mandarnos hatemail en los comentarios, nuestro correo o Twitter. ¡Aseguraos de que vuestro ordenador no se rompa antes!

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